TAREA 15


El Globo.

Carlitos, un pequeño de 8 años, camina por las calles de Madrid con su globo rojo atado al dedo. Al pasar por una cafetería el camarero lo vio y decidió regalárselo. Va de camino a casa y de repente le golpea un fuerte viento y el globo se le escapa de los dedos.
Carlitos corre detrás del globo, pero cada vez se aleja más y al final se da por vencido.
Se hace tarde y decide volver a casa corriendo ya que está anocheciendo.
Carlitos por desgracia no vive en una familia adinerada y ese globo era el único juguete que tenía.
Cuando llega a casa su madre lo ve triste y le pregunta que por qué está así. Carlitos le cuenta lo que le ha pasado y su madre, triste por no poder comprarle otro juguete, decide ir con el niño a la cafetería a ver si consigue otro globo, pero está cerrada.
La madre de Carlitos regresa a casa y de camino pasa por un restaurante muy lujoso del centro de Madrid. Cuando miran por el escaparate del restaurante ven a una familia cenando en una de las mejores mesas del lugar. Carlitos se da cuenta de que en una silla esta amarrado un globo exactamente igual al suyo, el niño se lo dice a su madre, pero esta no cree que sea el mismo globo. Carlitos le pide por favor a su madre que vaya a pedirle su globo a la familia. La madre no puede soportar ver a su niño triste por un simple globo así que decide ir a buscarlo, aunque no sea el mismo tiene que intentarlo.
Cuando se dirigen a entrar en el lujoso lugar el portero los para y les dice que no pueden pasar porque el restaurante está completo.
La madre de Carlitos sabe perfectamente que es por sus pintas y se lo reprocha al portero. La discusión llama la atención de los allí presentes y la niña del globo reconoce la cara de Carlitos.
Cuando el viento se llevó al globo la chica iba en el coche con su padre y vio a Carlitos llorando en la calle.
Se lo contó al padre pero no la dejaba acercarse a “ese tipo de gente”
La niña vio a Carlitos llorando y a su madre impotente y no se lo pensó un segundo antes de correr hacia la puerta del restaurante con el globo en la mano. El padre gritó su nombre pero ya era tarde, cuando Carlitos la vio acercarse y ofrecerle el globo se le cambió la cara. La mamá de Carlitos agradeció el acto de bondad de la niña y cuándo se acercó el padre de esta y al ver las vestimentas del pequeño y su madre los invitó a cenar con ellos.

Unos años después el padre de la niña y la madre de Carlitos se casaron y por fin Carlitos pudo tener lo que siempre deseó.

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